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Los átomos, esos pequeños compañeros.

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Mensaje por SangreVerde Lun Mayo 30, 2011 11:37 pm

Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-19
¿Cuánta radiación recibes al día?


Por desgracia, últimamente estamos muy acostumbrados a escuchar
noticias sobre el peligro de la radioactividad, lo que no sabemos, es
que ese peligro convive con nosotros todos los días, tantas
posibilidades tienes de estar en contacto con un átomo radiáctivo como
con una infección bacteriana. Tranquilos, en pocas dosis, ninguna de los
dos mata.

En primer lugar, ¿cómo se produce la radioactividad, por qué unos
elementos causan radiación y otros no, aparentemente? La radioactividad
es un proceso natural que experimentan los núcleos atómicos inestables
de algunos elementos. Estos núcleos se desintegran y se transforman en
un estado de menor energía, y durante este proceso radian partículas con
energía suficiente para ionizar la materia, es en este momento cuando
son perjudiciales para la salud.

Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-15

Pero continuamente estamos en contacto con estos átomos, no hace
falta un accidente catastrófico para que nos rodeemos estos amiguitos,
simplemente ir al dentista ya te pone en contacto con partículas
ionizantes.
Como en todo, se ha desarrollado una escala para determinar cuáles
son los niveles mínimos de radiación que nuestro organismo puede
permitir y cuándo saltan las alarmas con niveles peligrosos.

Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-23

Primero hay que cuantificar el nivel de desintegración del núcleo
atómico para saber cuándo empieza a ser peligroso. Es imposible saber
cuánto tiempo va a tardar un núcleo cualquiera en desintegrarse, depende
de cada elemento, puede tardar desde nanosegundos hasta millones de
años. Lo que se conoce es la probabilidad de que un núcleo se desintegre
pasado cierto tiempo, para cuantificarla se utiliza el periodo de semidesintegración,
que abarca el tiempo que tarda en una muestra compuesta por una gran
cantidad de núcleos de la misma especie (núcleos de carbono, por
ejemplo) en desintegrarse la mitad de ellos. A esto se le denomina actividad radiactiva de una muestra, que se mide en becquerelios (Bq). Un becquerelio equivale a una desintegración nuclear por segundo.
Esto en cuanto a los elementos, pero, ¿cómo se mide la dosis que
puede recibir un cuerpo humano?. Tomando la misma muestra, podemos
cuantificar el efecto sobre el cuerpo humano, la magnitud utilizada se
denomina dosis equivalente, que expresa la energía absorbida
por nuestro cuerpo al exponernos ante una radiación ionizante. Se mide
en sieverts (Sv), un Sv equivale a un julio por kilogramo.

Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-16

La Comisión Nacional de Protección Radiológica (ICRP) es la que fija
los niveles máximos recomendados. Para cualquiera de nosotros está
fijado en 1 mSv al año. (Un milisievert), en trabajadores en contacto
con material ionizante, la dosis máxima está fijada en 50 mSv al año,
durante un máximo de 5 años. El peligro pasa de potencial a peligroso
cuando supera la dosis de 1 Sv. Por encima de 4 Sv se garantiza la
muerte del 50% en dos meses. Una radiografía dental, por ejemplo, supone
una exposición a 0,005 mSv.
Cuando ocurrió el desastre de la central de Fukushima, escuchábamos
que las mediciones en los alrededores eran mil veces superiores a la
dosis permitida. Si esta es de 1 mSv al año, en un minuto podías estar
en contacto con 1 Sv completo, lo que requiere inmediato tratamiento
médico.
¿Hay que tener miedo a la radioactividad?, si vives en pleno centro
de Fukushima no te digo yo que no, pero queramos o no, todos estamos
expuestos a la radioactividad, por que una parte de la que recibimos,
viene de la propia naturaleza, el resto, pruebas médicas, vuelos en
avión, detectores de metales o incluso el propio tabaco. Fumarse un
paquete al día durante un año supone exponerse a una dosis de 0,36 mSv;
menos peligroso que trabajar en una central nuclear, sí, pero más que ir
al dentista. De todas formas, tranquilos, te matará antes cualquiera de
sus compuestos.
¿Vuelas mucho en avión?, los detectores de metales de los aeropuertos
emiten 0,0001 mSv cada vez que pasas por debajo de ellos, cinco horas
en vuelo te expone a 0,0165 mSv. Estamos acostumbrados a contar calorías
de los alimentos, si hay alguien tan paranoico como para contar los
milisieverts a los que nos exponemos día a día, le remito a la lista
elaborada por el Consejo de Seguridad Nuclear de Madrid en 2010.
Podéis estar tranquilos, una dosis normal al año durante 20 años sólo
acorta la vida 9,9 días. Fumar 20 cigarrillos al día la acorta en 6,6
años….


Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-20

Existen más de 200 elementos radiactivos, unos de origen natural y
otros producto de la fusión del núcleo en las centrales. Entre los
naturales, los más abundantes son el potasio-40, el uranio-238, el
torio-232, los tres con un periodo de desintegración de miles de
millones. El radón-222 cuenta con un periodo de semidesintegración de
3,82 días, junto con el plomo-214, el bismuto-214 y el polonio-210, son
los componentes de la llamada lluvia ácida.
Las refinadoras petrolíferas generan radón-226, y en las centrales
nucleares nos encontramos con uranio-235 y uranio-238, más los isótopos
radiactivos que estos producen, como el yodo-131 y el cesio-137, que
fueron los culpables del desastre de Fukushima.
Los átomos, esos pequeños compañeros. Images-21
El problema para la salud de estos dos pequeñines es fulminante, el
yodo es absorbido por la glándula tiroides, de ahí la ingesta de
pastillas de yodo, para superar con ellas el límite de absorción y no
ingerir yodo radioactivo. El cesio presenta una actividad química
similar al potasio, por lo que se fija en los músculos. El cesio-137
permanece en el cuerpo 110 días, y el yodo-131 entre 120 y 138 días, ya
sean ingeridos o inhalados. El factor de dosis del cesio-137 está
calculado en 8,63 nSv (nanoSieverts) inhalado y 13,5 nSv ingerido, y el
del yodo-131 de 292 nSv y 476 nSv. Las cifras asustan teniendo en cuenta
el material radiactivo lanzado a la atmósfera. Aquí la frase de “no se
salva ni el gato”, es cierta.

Los átomos, esos pequeños compañeros. Bufido
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